2 de septiembre de 2009

NUESTRA LENGUA, OCTAVIO PAZ

Las vocaciones son misteriosas: ¿por qué aquel dibuja incansablemente en su cuaderno escolar, el otro hace barquitos o aviones de papel, el de más allá construye canales y túneles en el jardín o ciudades de arena en la playa, el otro forma equipos de futbolistas y capitanea bandas de exploradores, o se encierra solo a resolver interminables rompecabezas? Nadie lo sabe a ciencia cierta; lo que sabemos es que esas inclinaciones y aficiones se convierten, con los años, en oficios, profesiones y destinos. El misterio de la vocación poética no es menos sino más enigmático: comienza con un amor inusitado a las palabras, por su color, su sonido, su brillo y el abanico de significaciones que muestran cuando al decirlas, pensamos en ellas y en lo que decimos. Este amor no tarda en convertirse en fascinación por el reverso del lenguaje, el silencio. Cada palabra, al mismo tiempo, dice y calla algo. Saberlo es lo que distingue al poeta de los filólogos y los gramáticos, los oradores y los que practican las artes sutiles de la conversación. A diferencia de esos maestros del lenguaje, al poeta lo conocemos tanto por sus palabras como por sus silencios. Desde el principio el poeta sabe, obscuramente que el silencio es inseparable de la palabra, es su tumba y su matriz, la letra que lo entierra y la tierra donde germina. Los hombres somos hijos de la palabra, ella es nuestra creación; también es nuestra creadora; sin ella no seríamos hombres. A su vez la palabra es hija del silencio: nace en sus profundidades, aparece por un instante y regresa a sus abismos(...)
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1 Comentarios:

Ubú dijo...

LA PALABRA MÁGICA

Dentro del pensamiento mágico, la palabra tiene una importancia fundamental. Para el mago, para el hechicero o el que cree en los poderes y saberes de estos dos personajes, la palabra es tan necesaria como para el filósofo, el científico o el poeta. Mas el que lleva adelante un acto mágico utilizándola, al que más se parece es al último. No en balde los latinos poseían la voz "carmina" con el significado de poemas y de palabras mágicas, más o menos coherentes.

Julio Caro Baroja

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