24 de marzo de 2009

"A LARRA CON UNAS VIOLETAS"

LARRA, dibujo de Grau Santos


"No tardó en cubrir mi frente una nube de melancolía;era de aquellas melancolías de que sólo un liberal español en estas circunstancias puede formar una idea aproximada. "




Ayer, 23 de marzo, se conmemoró el bicentenario del nacimiento de Mariano José de Larra , escritor , periodista y crítico temido en su época; un romántico con formación neoclásica al que le dolía profundamente España , un país atrasado e injusto. Años más tarde y ya en el nuevo siglo (1901), un grupo de jóvenes noventayochistas y modernistas rinden un sentido homenaje al autor.Azorín leerá un manifiesto ante su tumba y todos depositarán ramos de violetas, símbolo de la muerte y la belleza. Será otro romántico, el poeta del 27, Luis Cernuda,quien lo recuerde en un poema recogido en LAS NUBES ( 1937-1943):

"A Larra con unas violetas"

Aún se queja su alma vagamente,
El oscuro vacío de su vida.
Más no pueden pesar sobre esa sombra
Algunas violetas,
Y es grato así dejarlas,
Frescas entre la niebla,
Con la alegría de una menuda cosa pura
Que rescatara aquel dolor antiguo.

Quien habla ya a los muertos,
Mudo le hallan los que viven.
Y en este otro silencio, donde el miedo impera,
Recoger esas flores una a una
Breve consuelo ha sido entre los días
Cuya huella sangrienta llevan las espaldas
Por el odio cargadas con una piedra inútil (...)



A través de LOS ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS, género todavía naciente en su época, Larra creará el moderno periodismo de opinión caracterizado por el enfoque crítico de temas de actualidad. Sus reflexiones sobre las costumbres, la política, la incultura general, la falta de libertad en el ruedo ibérico... fueron una poderosa arma para espolear conciencias utilizada con maestría por este gran prosista.


"EN ESTE PAÍS"


«En este país...», ésta es la frase que todos repetimos a porfía, frase que sirve de clave para toda clase de explicaciones, cualquiera que sea la cosa que a nuestros ojos choque en mal sentido. «¿Qué quiere usted?» -decimos-, «¡en este país!» Cualquier acontecimiento desagradable que nos suceda, creemos explicarle perfectamente con la frasecilla: «¡Cosas de este país!», que con vanidad pronunciamos y sin pudor alguno repetimos.

¿Nace esta frase de un atraso reconocido en toda la nación? No creo que pueda ser éste su origen, porque sólo puede conocer la carencia de una cosa el que la misma cosa conoce: de donde se infiere que si todos los individuos de un pueblo conociesen su atraso, no estarían realmente atrasados. ¿Es la pereza de imaginación o de raciocinio que nos impide investigar la verdadera razón de cuanto nos sucede, y que se goza en tener una muletilla siempre a mano con que responderse a sus propios argumentos, haciéndose cada uno la ilusión de no creerse cómplice de un mal, cuya responsabilidad descarga sobre el estado del país en general? Esto parece más ingenioso que cierto... "
FÍGARO, en Revista Española




A CERNUDA CON UNAS VIOLETAS


"Luis Cernuda, como León Felipe, como Pedro Garfias y como tantos otros españoles, murió en el exilio, concretamente en México, D.F., el cinco de noviembre de 1963. ¿Pero dónde estaba su tumba?..." Así comienza el artículo de José Esteban "Con la memoria a cuestas" publicado en LA ESFERA,el 16 de septiembre de 1990. Tras una larga y compleja búsqueda- en la que García Márquez e incluso el Presidente de México, López Portillo, participaron- apareció la sepultura del poeta olvidada entre las ortigas del tiempo, en la que rezaba una escueta inscripción :

Luis Cernuda Bidón.
Sevilla, 1903, México, 1963


En 2008, se realizó un homenaje en el Panteón Jardín de Ciudad de México por parte de la Embajada, el Ateneo y la Casa de Andalucía . Homenajes póstumos..., pero ¡qué solos se quedan los muertos! ...

"¿OYEN LOS MUERTOS LO QUE LOS VIVOS DICEN LUEGO DE ELLOS?". OJALÁ NADA OIGAN, HA DE SER UN ALIVIO ESE SILENCIO INTERMINABLE..." (Luis Cernuda)


Hoy, ante tu recuerdo, POETA, esparzo EN DONDE HABITES infinitas violetas para que las compartas con tu admirado Larra para siempre.

1 Comentarios:

Ubú dijo...

Celebremos o bicentenario de Larra, celebremos ó autor que escribía con lucidez e escalpelo, celebramos e aplaudimos a quen esixiu: "Tolerancia y libertad de conciencia: libertad civil; igualdad completa ante la ley e igualdad que abra la puerta a los cargos públicos para los hombres todos según su idoneidad y sin necesidad de otra aristocracia que la del talento, la virtud y el mérito; y libertad absoluta de pensamiento escrito".

Pero tamén imos botar algo de sombra porque aínda que debamos deslindar ó home do autor, no caso que nos ocupa, ó ser a súa obra principal os artigos de opinión non é doado facelo.

"(...) Larra escribía para su tiempo, pero lo hacía con tal maestría y eficacia que hemos caído en la tentación de leerlo al margen del marco de referencias que pueden explicarlo, con el resultado de obtener tantos Larras como lectores: de que cada cual haya ido a su obra a hacer leña para su propio fuego.
Y hemos cometido además el error de tomar al pie de la letra lo que dice para legitimar su conducta, y de verle como una especie de lúcido y amargo testigo de una España equivocada; como un hombre generoso que se desespera cuando "el motín de la Granja" echa por tierra "su sueño: una España próspera y progresista donde sus hijos de talento pudieran trabajar para ver realizadas sus aspiraciones en beneficio de todos" (Jerri L. Johnson). Lo cual es rigurosamente falso.
Porque una lectura de Larra "en su tiempo" nos descubre, por el contrario, a un hombre que se muestra pasable y equívocamente liberal en sus comienzos, que da un viraje hacia el radicalismo verbal hasta situarse a la izquierda de Mendizábal (y que llega al extremo de aprobar las matanzas de prisioneros carlistas con estas palabras terribles:
"Asesinatos por asesinatos, ya que los ha de haber, estoy por los del pueblo"), pero que se alía inmediatamente después con un grupo de políticos que intenta un viraje a la derecha -y acepta presentarse como candidato a las Cortes con ellos- para encontrarse al final, ante el triunfo de la revolución del verano de 1836, con que ha equivocado sus cálculos y ha arruinado su apenas recién estrenada carrera política. Lo que basta para explicar el tono amargamente pesimista de sus últimos escritos y la desesperanza de sus últimos días.
Pescador en río revuelto, ni es un hombre de convicciones firmes -las mudanzas que sufren algunos de sus textos lo revelan- ni resulta el personaje clarividente y desinteresado que se nos quiere presentar como víctima del desencanto ante el motín de unos sargentos borrachos y corrompidos.
(...) Como gran escritor que fue, es justo que commemoremos el 150º aniversario de su muerte. (...) lo que nos conviene no es seguir mitificándole, sino hacer una buena edición de sus obras, donde los textos se sitúen en el momento y la circunstancia en que se escribieron, y preparar una buena bibliografía suya.
Es posible que el personaje quede entonces reducido a sus justas proporciones, pero a cambio de ello el escritor político se nos mostrará en su auténtica dimensión de gran maestro."

Josep Fontana

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