18 de abril de 2009

LORCA Y LA BARRACA

"Todo conspira / contra la perduración sin descanso/ de la llama imposible".
V. Aleixandre



La aportación más importante de Federico García Lorca a la política cultural de la República fue, sin duda, la fundación, junto con Arturo Ruiz Castillo, del Teatro Universitario La Barraca. Este grupo surge hacia 1932 y lo integran jóvenes universitarios vinculados a la Residencia de Estudiantes, herederos del espíritu de la Institución Libre de Enseñanza. La iniciativa fue apoyada por Fernando de los Ríos, Ministro de Instrucción Pública en esos años, y por la Unión Federal de Estudiantes Hispanos.


La historia de esta aventura comienza en noviembre de 1931, según relata el diplomático Carlos Morla Lynch, amigo de Lorca: Muy entrada la noche irrumpe Federico en la tertulia con impetuosidades de ventarrón... Se trata de una idea nueva que ha surgido, con la violencia de una erupción, en su espíritu en constante efervescencia. Concepción seductora de vastas proporciones: construir una barraca —con capacidad para 400 personas―, con el fin de ‘salvar al teatro español’ y de ponerlo al alcance del pueblo...Resurrección de la farándula ambulante de los tiempos pasados... Aquí Federico se encumbra a las nubes. –Llevaremos –dice– La Barraca a todas las regiones de España; iremos a París, a América..., al Japón...


En España con Federico García Lorca.





El Grupo Universitario de La Barraca estaba formado por más de veinte personas caracterizadas por su entusiasmo y esfuerzo. Era una especie de teatro ambulante, en la antigua tradición de los cómicos de la legua, que pretendía renovar la escena española y difundir la cultura en el pueblo a través de la representación de nuestros clásicos.Aparte de las repetidas funciones llevadas a cabo en Madrid y en diversas universidades de provincias, el grupo actuó en más de cincuenta ciudades y pueblos españoles entre 1932 y 1936. La última representación, con asistencia del propio García Lorca, tuvo lugar en Barcelona, el 14 de junio de 1936, fecha cercana a la Guerra Civil y a su asesinato.


El repertorio de La Barraca no fue muy amplio, en un principio a los entremeses cervantinos, se añade La vida es sueño, auto sacramental de Calderón de la Barca (
"Frente a la frescura inmarchitable de los entremeses, ligeras joyas irradiantes de gracia, realismo y poesía, que Federico estilizaba hacia la farsa, quiso ofrecer por vía de contraste la suntuosa abstracción del gran dramaturgo barroco, cuya riqueza de movimiento estilizaba el poeta hacia la coreografía y la danza". Federico y su mundo, Francisco G. Lorca). También otras obras formaban parte de los programas elaborados por Lorca: Fuenteovejuna y El caballero de Olmedo de Lope de vega; El burlador de Sevilla de Tirso de Molina, "El bobo de la olla", paso de Lope de Rueda…La única obra moderna que Federico puso en escena fue la dramatización del romance "La tierra de Alvargonzález" de Antonio Machado.

El escenario era una plataforma desmontable. Un gran lienzo negro servía de fondo, y en los extremos laterales dos cortinas facilitaban la entrada y salida de los personajes. Los decorados, forzosamente simples, corrían a cargo de Benjamín Palencia, que había diseñado la insignia de la Barraca.

VER VÍDEO SOBRE EL MONTAJE DEL ESCENARIO Y ACTUACIÓN


Música: E. Granados (Oriental nº 2)


La experiencia de Federico G. Lorca con La Barraca fue decisiva para su carrera como dramaturgo: le permitió aprender el oficio de director de escena y le expuso a un público nuevo, ajeno a la "burguesía frívola y materializada" de Madrid. En sus viajes por el campo soñó con representar el teatro clásico ante "el pueblo más pueblo", un público "con camisa de esparto frente a Hamlet, frente a las obras de Esquilo, frente a todo lo grande". Estaba convencido de que "lo burgués está acabando con lo dramático del teatro español...está echando abajo uno de los dos grandes bloques que hay en la literatura dramática de todos los pueblos: el pueblo español". Esta nueva visión del público debió de afectar profundamente el alcance que intentó dar a su propio teatro durante los últimos años de su vida.



2 Comentarios:

Ubú dijo...

As cousas non son como empezan senón como rematan, así que pouco importa que sexa Ubú quen diga a primeira palabra.

"Era aquel un tempo de entusiasmo" lembraba Rafael Dieste de cando a súa participación nas Misiones Pedagógicas. Un entusiasmo do que tamén participaron os homes e as mulleres da experiencia singular que foi LA BARRACA, tan afín á iniciativa gubernamental das Misiones Pedagógicas, firmes no seu compromiso cívico e convencidos de que o proxecto ilustrado que botaban a andar, de xeito voluntario e altruísta, podería rexenerar o país.
Hoxe, co tecido social esmendrellado e carentes dunha iniciativa cultural pública, rigorosa e de longo alento, hai que lamentar que Lorca e os seus non tiveran continuidade.

Fronte ó paxaro ambulante de LA BARRACA, que despregaba as súas ás amicais para acoller ó pobo, temos hogano riba de nós as poutas da AVE rapaz que non aporta nada e leva canto pode.
SIC TRANSIT GLORIA MUNDI.

María José dijo...

"...Si hoy todo aquello está olvidado, en su momento representó el más noble intento de reconocer la dignidad de un pueblo que ignoraba mucho pero que también sabía mucho. Con objeto de criticar su generosa obra se les decía: «Más ciencia es más dolor». Más ciencia es más dolor, pero también más poder, y era a esto a lo que temían las fuerzas conservadoras, que el pueblo pudiera, por su nueva formación, compartir el poder.
Si el polvo del olvido va cayendo sobre aquellos pioneros de la cultura, voluntarios para elevar el grado de conciencia colectiva de un pueblo largamente abandonado, recuerdos como éste quieren convertirse en reparación de la grandeza y dignidad de aquellos hombres..." Alfonso Guerra.

A pesar de lo efímero de la vida que marca los finales,la labor de estos hombres y mujeres de La Barraca, de las Misiones Pedagógicas, ahí estuvo entre el polvo de los caminos de una España miserable e inculta aunque solo fuera para llevar la sal yodada o la sonrisa fresca y la mano solidaria o el resplandor en la mirada de aquellas personas que se maravillaban cuando en las pantallas aparecía Charlot, cuando contemplaban y tocaban un libro , también cuando asistían a la magia de una representación teatral... Y eso lo sabía muy bien Lorca a la búsqueda de las azucenas en el fango cultural de nuestro país.
Con sumo afecto a Ubu.

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