11 de abril de 2009

PASEO POR EL AMOR Y LA MUERTE

"Ganad las profundidades, la ironía ahí no desciende". R. M. Rilke


RAINER MARIA RILKE


A pesar de vivir un tiempo denso marcado por ocasos y renaceres, o quizá tal vez por esta misma complejidad histórica que nos define, es fácil aún percibir el eco centroeuropeo de un poema- símbolo en el que Hugo von Hofmannsthal fijaba, desde la lejanía de algo más de un siglo, que " estamos hechos de la materia con que se sueña, y que los sueños nos saltan a la vista...en nosotros están y siempre tienen vida. Y tres seres son uno: un hombre, una cosa, un sueño". Pero en hombres y en sueños, y sobre todo en la poesía que reúne a ambos, hay tendencias generales y excepciones, las primeras se diluyen con facilidad en amalgamas, las segundas, cuando ocurre el milagro de su existencia, permanecen elevadas sobre vaivenes y reflujos. Rainer Maria Rilke, revenciado, denostado, tergiversado o respetado, constituye todavía para las letras europeas una de esa exquisitas excepciones.



"MI QUERIDO VIEJO RAINER..."





Dos constantes esenciales a la vida humana recorren la obra de este gran poeta: Amor y Muerte siempre unidos que, bajo su capacidad creativa se diversifican en una interacción múltiple hacia lo femenino, la naturaleza, lo divino y lo demoníaco, la soledad, la metamorfosis individual y el arrebato misterioso de los sentimientos.


LOU ANDREAS SALOMÉ es una figura clave en la vida y en la obra de Rilke, como musa de la parte de su obra más pasional e irrepetible. En El libro de horas (1905) dedicado a ella, se observa un peculiar misticismo de la concepción amorosa, pero también un deseo de unión al margen de la posesión. Su bandera "Loufried" significa "La paz de Lou" o el amor como pacificación y no combate. Esta idea nos lleva a la existencia del respeto de la libertad amorosa por encima de ataduras y obligaciones. Como él decía "es preciso tener exactamente la misma energía en dejar ir que en retener"o "me enorgullezco de haberte devuelto la posesión íntegra de tu corazón" ( ésta última a Baladine Klossowska ). El amor rilkeano, depurado de imperfecciones, se convierte en patrimonio de seres selectos capaces de combinar la autodisciplina con la pasión, el respeto con el deseo, la materialidad con la elevación espiritual.





Sobre la mítica relación de Rilke con Lou Andreas Salomé se han escrito varias obras entre las que destaca Mi hermana, mi esposa, de H.F. Peters publicada en 1962. En esta biografía de la discípula de Freud, hay tres capítulos que recogen su historia amorosa: éxtasis con el comienzo de su relación ; Continuidad que analiza el viaje que ambos hicieron por Rusia entre 1899 y 1900 tan importante para la poesía de Rilke y el último, muerte ,titulado"El arte y la vida"donde analiza la influencia que Lou ejerció en el poeta, en su obra y en su vida hasta el final de sus días.

Cuando se conocen en 1897, Lou era una mujer madura que se había relacionado con Nietzsche y Paul Rée ( la famosa "Santísima Trinidad"). Un joven Rilke caracterizado por su vehemencia no tarda en acercarse a ella y será entonces cuando se produzca un cambio importante en su poesía que entra ahora en un período de trabajo inspirado por su Musa .
El viaje a Rusia deja una honda impresión en un Rilke totalmente fascinado ante los paisajes y las gentes ; la naturaleza aparecerá entonces como un sentimiento más directo y sentido. En Moscú frecuentan los círculos literarios, conocen a Leonid Pasternak ( padre de Boris), a Tolstoi, al príncipe Trobetzkoÿ... A comienzos del nuevo siglo, comienzan a distanciarse y cuando acaba la relación, también terminará el exaltado amor de Rilke por Rusia. Un amor que Lou Andreas Salomé interpretaba como una transferencia emocional del amor que sentía por ella . A partir de entonces ,Lou será su mejor amiga y confidente y la larga serie de relaciones amorosas ( Clara Westhof, su mujer, Marie von Thurm und Taxis, "Benvenuta"...) serán pálidos sucedáneos con los que el poeta tuvo que conformarse el resto de su vida.
Según H.F. Peters, Lou fue la mujer a la que Rilke recurría siempre porque fue la única que logró entenderle, profundizando en las pocas ganas de vivir del poeta. Peters, por tanto, enfoca la visión de las relaciones entre Rilke y Lou Andreas Salomé como una relación abocada a la muerte; una relación fecunda pero aniquiladora que el mismo poeta describe en estos versos:


"Fuiste para mí la más maternal de las mujeres
un amigo me fuiste como lo son los hombres( ...)
has sido lo más tierno que yo he encontrado
y fuiste lo más duro con lo que luché.
Fuiste la altura que me bendijo
y has sido el abismo que me devoró".


A Ana R.

3 Comentarios:

Ubú dijo...

Camiña Rilke polo Amor, camiña pola Morte, camiña do Amor á Morte, da un paseo polo Amor e pola Morte, sempre baixo o manto da Natureza, como bo neorromántico que era. Esta filiación propicia poemas pletóricos nos que os sentimentos xurden exacerbados, como ese poema que inclúes, tremendo e de clara raigame romántica, adicado a Lou Andreas Salomé.

Sen outro propósito que o de sinalar o parentesco emocional, reproduzo a RIMA LXXVIII de Bécquer:
Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.

¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.

(Nestes últimos versos asoman, por certo, o amor e a morte)

O poeta José Emilio Pacheco, en funcións de demiurgo literario, reuniu a Bécquer e a Rilke en Sevilla:

BÉCQUER Y RILKE SE ENCUENTRAN EN SEVILLA*

Oscura golondrina, has regresado
-pero no a sus balcones.

Para nosotros, los más efímeros de todos,
una vez cada cosa.
Nada más. Nunca más.
Y nosotros también nunca de nuevo.

Hagamos lo que hagamos, siempre estaremos
en la actitud del que se marcha.

Así vivimos siempre: despidiéndonos.

* Gustavo Adolfo Bécquer, rima LIII (número 38 en El libro de los gorriones). Rainer Maria Rilke, Elegías de Duino VIII y IX.

The Music Stalker dijo...

Grande! :)

Ubú dijo...

As relacións de Rilke cos artistas plásticos foron intensas e perdurables, supoño que favorecidas pola sensibilidade do poeta.
Unha nómina, grosso modo, de tales afinidades electivas inclúe ós artistas da colonia Worpswede, alá en Bremen, onde traballaban a escultora Clara Westhof, coa que casou, e a pintora Paula Modersohn-Becker, quen o pintou nun peculiar retrato. Foi amigo e secretario de Rodin e tratou a Manet, a Picasso e a Cézanne e coñeceu a Ignacio Zuloaga.
Tanxencialmente, un fillo da súa amante Baladine Klossowska, que Rilke xamáis recoñeceu como seu, sería co tempo o pintor Balthus.

A propósito ¿cándo deixaron os literatos, mesmo os actores, de ser artistas? ¿por qué o término "artista" está restrinxido no seu uso para denominar ós pintores, escultores e arquitectos?

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