2 de noviembre de 2008

LA MÚSICA

" En los atardeceres de invierno, dos o tres veces al mes, los miembros de la sociedad de conciertos, como conjurados románticos, iban hacia el teatro por las calles ya encendidas, en dirección contraria a los que borrosamente volvían del trabajo a sus casas. El viejo y destartalado coliseo iluminaba su decorado rojo con esa extraña flor o fruto que es la faz humana, indiferentes éstas en su mayoría, curiosas otras, expectantes algunas.
Allí oí por primera vez a Bach y a Mozart; allí reveló la música a mi sentido su pur délice sans chemin (como dice el verso de Mallarmé, a quien yo leía por entonces), aprendiendo lo que para el pesado ser humano es una forma equivalente del vuelo, que su naturaleza le niega. Siendo joven, bastante tímido y demasiado apasionado, lo que le pedía a la música eran alas para escapar de aquellas gentes extrañas que me rodeaban, de las costumbres extrañas que me imponían, y quién sabe si hasta de mí mismo.
Pero a la música hay que aproximarse con mayor pureza, y sólo desear en ella lo que ella puede darnos: embeleso contemplativo. En un rincón de la sala, fijos los ojos en un punto luminoso, quedaba absorto escuchándola, tal quien contempla el mar. Su armonioso ir y venir, su centelleo multiforme, eran tal ola que desalojase las almas de los hombres. Y tal ola que nos alzara desde la vida a la muerte, era dulce perderse en ella acunándonos hacia la región última del olvido".
De OCNOS, LUIS CERNUDA

6 Comentarios:

Ubú dijo...

Impulsado pola lectura de La Música, puxen no reproductor a Bach e a Mozart mentres escribía
(Mozart- Fantasía en Do menor, KV 475) nun intento de sintonizar con Cernuda e confirmei, de novo, a miña incapacidade intelectual respecto da música, algo que non me preocupa porque eu, ó igual que o poeta, a risco de parecer un patán ignorante, satisfágome co "embeleso contemplativo".

MOZART

III
En cualquier urbe oscura, donde amortaja el humo
Al sueño de un vivir urdido en la costumbre
Y el trabajo no da libertad ni esperanza,
Aún queda la sala del concierto, aún puede el hombre
Dejar que su mente humillada se ennoblezca
Con la armonía sin par, el arte inmaculado
De esta voz de la música que es Mozart.

Cernuda. Mozart, de DESOLACION DE LA QUIMERA.

MAJO dijo...

"Estoy bartok de todo,
bela
bartok de ese violín que me persigue,
de sus fintas precisas,
de las sinuosas violas,
de la insidia que el orbe propaga,
de la admonitoria gravedad del fagot,
de la furia del viento,
del hondo crepitar de la madera.

Resuena bela en todo bartok: tengo
miedo.
La música
ha ocupado mi casa.
Por lo que oigo,
puede ser peligrosa.

Échenla fuera."
ÁNGEL GONZÁLEZ

Ubú dijo...

Escribo nun sábado outonal, día de santa Cecilia que acada bo abeiro nesta entrada da música, no que escoitei, para festexar a data e como gratificación persoal, o "Laudate Ceciliam", de Henry Purcell, de 1.683.
Cecilia, no pescozo da cal mal deu o verdugo os tres golpes preceptivos que a entregaron a unha agonía de días, ten unha moi fermosa igrexia en Roma.

"Stefano Maderno, artista más bien mediocre, por una vez estuvo muy inspirado y esculpió esta figura: la doncella muerta que parece dormir, tendida sobre el costado derecho ocultando modestamente el rostro, con las rodillas un poco dobladas por pudor. Tres dedos de una mano y uno en la otra indican su fe inquebrantable en el misterio de la Trinidad.
Es la famosa santa Cecilia que puede admirarse en el altar mayor de la iglesia homónima, en el Trastévere romano (...)"
Carlos Pujol, de LA CASA DE LOS SANTOS.

Ubú dijo...

Polas presas houben de deixar a medias o comentario que agora retomo coas palabras de Heinrich von Kleist, tipo romántico na súa vida e moderno na súa literatura, quen escribeu unha milagre de santa Cecilia contra os iconoclastas.
"Xa se dirixían as monxas á galería do órgano, xa se distribuía a partitura dunha música que interpretaran numerosas veces e os violíns, oboes e baixos estaban probándose e afinándose, cando éche aquí que a irmá Antonia, fresca e sá, un pouco pálido o semblante, fixo súa aparición na esqueira; traía baixo o brazo a partitura da antiga misa italiana na execución da cal insistira tanto a abadesa. Ante a pregunta asombrada das monxas que de onde viña, que cómo era que se restablecera tan de súpeto, ela contestou: "Iso é o de menos, miñas amigas, iso é o de menos": repartiu a partitura que traía consigo e sentou no órgano, disposta a dirixir a extraordinaria composición.
Entón foi como se un consolo celestial e maravilloso inundara o corazón destas piadosas mulleres: ó instante colocáronse cos seus instrumentos diante dos atrís e ata o encollemento que as paralizaba contribuiu a elevar as súas almas, transportadas como sobre ás a través de ceos de harmonía: o oratorio executouse en toda a súa altura e magnífica pompa musical; durante a execución non se oiu respirar no adro nin nos bancos, especialmente na "Salve Regina" e sobre todo no "Gloria in excelsis", como se todos na igrexia estiveran mortos, de xeito tal que a despeito dos condeados irmáns e a súa cadrilla de secuaces, todo permaneceu quedo e nin siquera se levantou o pó do pavimento, todo o cal pudo permitir que o mosteiro durase ata fins da guerra dos Trinta Anos, en que en virtude dun artigo da Paz de Westfalia secularizouse.(...)
Sabede de todos xeitos que por desgracia ninguén sabe aínda quén foi a persoa que sentada ó órgano dirixiu a obra que aí vedes aberta naqueles espantosos momentos en que os iconoclastas empezaron a atacarnos.
(...)o Arcebispo de Trier, a quen se informou do suceso, pronunciou as palabras definitivas que aclaran o feito, é dicir, que Santa Cecilia en persoa levara a cabo a estupenda e á vez terrible milagre. (...)"

Ubú dijo...

Parece que sempre hai un Cernuda para cada ocasión. A xeito de panxoliña.

NOCHEBUENA CINCUENTA Y UNA

Amor, dios oscuro,
Que a nosotros viene
Otra vez, probando
Su esperanza siempre.

Ha nacido. El frío,
La sombra, la muerte,
Todo el desamparo
Humano es su suerte.

Desamparo humano
Que el amor no puede
Ayudar. ¿Podría
Él, cuando tan débil

Contra nuestro engaño
Su fuerza se vuelve,
Siendo sólo aliento
De bestia inocente?

Velad pues, pastores;
Adorad pues, reyes,
Su sueño amoroso
Que el mundo escarnece

L. Cernuda, de CON LAS HORAS CONTADAS.

Ubú dijo...

Houbo un Cernuda para a Noiteboa e hai un Cernuda para a noite de reis:
(...)Tiempo atrás, siendo joven, divisé una mañana
Cruzar por la llanura un extraño cortejo:
Jinetes en camellos, cubiertos de ropajes
Cenicientos, que daban un destello de oro.

Venían de los montes, pasados los desiertos,
De los reinos que lindan con el mar y las nieves,
Por eso era su marcha cansada sobre el polvo
Y en sus ojos dormía una pregunta triste.

Eran reyes que el ocio y poder enloquecieron,
En la noche siguiendo el rumbo de una estrella,
Heraldo de otro reino más rico que los suyos.
Pero vieron la estrella pararse en este llano,

Sobre la choza vieja, albergue de pastores.
Entonces fue refugio dulce entre los camino
De una mujer y un hombre sin hogar ni dineros:
Un hijo blanco y débil les dio la madrugada.

El grito de las bestias acampando en el llano
Resonó con las voces en extraños idiomas,
Y al entrar en la choza descubrieron los reyes
La miseria del hombre, de que antes no sabían.

Luego, como quien huye, el regreso emprendieron.
También los caminantes pasaron a otras tierras
Con su niño en los brazos. Nada supe de ellos.
Soles y lunas hubo. Joven fui. Viejo soy.

Gentes en el mercado hablaron de los reyes:
Uno muerto al regreso, de su tierra distante;
Otro, perdido el trono, esclavo fue, o mendigo;
Otro a solas viviendo, presa de la tristeza.

Buscaban un dios nuevo, y dicen que le hallaron.
Yo apenas vi a los hombres; jamás he visto dioses.
¿Cómo ha de ver los dioses un pastor ignorante?
Mira el sol desangrado que se pone a lo lejos.

Luis Cernuda. LA ADORACIÓN DE LOS MAGOS.

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