1 de noviembre de 2008

EL DILEMA DE LOS ERIZOS


Para defenderse del frío invernal, los erizos decidieron juntarse los unos a los otros para calentarse con su propio calor animal, pero, al acercarse, se pincharon y entonces se alejaron nuevamente; al alejarse, tuvieron de nuevo frío y se volvieron a acercar para calentarse, pero se pincharon nuevamente y, una vez más, se alejaron, buscando alternativas para protegerse del frío y de las picaduras. Todo esto hasta que, después de varios intentos, los erizos encontraron la distancia adecuada que les permitía no pincharse, sino calentarse, es decir, protegerse al mismo tiempo del frío y de la picadura”.
ARTHUR SCHOPENHAUER
De este filósofo parte el dilema de los erizos (expuesto en Parerga y Paralipomena): cuanto más cercana sea la relación entre estos animales, más probable será que puedan hacerse daño los unos a los otros. Esta idea se basa en que los erizos tienen púas en su lomo ( además de dientes y garras) y su acercamiento conduce inevitablemente al daño y al dolor. El ejemplo del erizo fue utilizado por el autor para identificar, a través de la métafora, a los seres humanos con estos animales , que si permanecen solos se mueren de frío, mientras si se acercan demasiado se hieren con sus púas. Así pues, el erizo, una especie singular por su apariencia y hábitos, desconcertante para el hombre desde la Antigüedad ( Aristóteles decía que se movía en la dirección del viento; para los romanos anunciaba el inicio de la primavera; para otros encarnaba el mal) simboliza perfectamente el eterno problema del ser humano condenado a acercarse por propia necesidad y desarrollo personal a pesar de las púas de la incomprensión y el daño que le puedan infligir sus congéneres. Pero si los erizos encontraron la distancia adecuada que les permitía no pincharse, sino calentarse y protegerse, las personas para acercarnos contamos con una poderosa aliada: la CORTESÍA, entendida como respeto hacia el otro para limar los roces y las asperezas de la difícil convivencia .
La necesidad de la cortesía como virtud social la defiende el escritor JAVIER CERCAS en un interesante artículo: "LA CORTESÍA DE LOS ERIZOS", publicado el EL PAÍS SEMANAL (05-06-2005)

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A Cristina F.

El concepto del erizo-dolor de vivir aparece recreado en las palabras del poeta LUIS CERNUDA que abren su libro Donde habite el olvido ( 1932-1933):
“Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos.
¿Qué queda de las alegrías y penas del amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada; queda el recuerdo de un olvido. Y menos mal cuando no lo punza la sombra de aquellas espinas; de aquellas espinas, ya sabéis…
Las espinas del sufrimiento amoroso en el recuerdo llevan al poeta a un lugar donde el tiempo no existe, pero en el que aún pervive en la memoria el deseo : "Sintiendo todavía los pulsos de ese afán, / Yo, el más enamorado...", "Afán que en otro tiempo levantaba / hasta las nubes sus olas melancólicas".



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EL ERIZO Y LA ZORRA

En el prólogo a “EL ERIZO Y LA ZORRA…”, ensayo de Isaiah Berlin ( filósofo y profesor de Teoría social y Política de la Universidad de Oxford) Mario Vargas Llosa explica la diferencia entre ellos relacionándolos con los seres humanos:
“Entre los fragmentos conservados del poeta griego Arquíloco, uno dice: muchas cosas sabe la zorra, pero el erizo sabe una sola y grande. La fórmula según Isaiah Berlin, puede servir para diferenciar dos clases de pensadores, artistas, y seres humanos en general: aquellos que poseen una visión central, sistematizada de la vida, un principio ordenador en función del cual tienen sentido y se ensamblan los acontecimientos históricos y los menudos sucesos individuales, las personas y la sociedad y aquellas que tienen una visión dispersa y múltiple de la realidad y de los hombres, que no integran lo que existe en una explicación u orden coherente pues perciben el mundo como una compleja diversidad en la que, aunque los hechos particulares gocen de sentido y coherencia, el todo es tumultuoso, contradictorio, inapresable. Dante, Platón, Hegel, Dostoievski, Nietzsche, Proust, fueron - según I Berlin- erizos, y zorras : Shakespeare, Aristóteles, Montaigne, Moliére, Goethe, Balzac y Joyce.
Es cierto que hay una visión centrípeta, de erizo, que reduce explícita o implícitamente todo lo que ocurre y lo que es a un núcleo bien trabado de ideas gracias a las cuales el caos de la vida se vuelve orden y la confusión de las cosas se torna transparente…A diferencia de estos, la zorra está confinada en lo particular. Para ella, en última instancia, lo general no existe: solo existen los casos particulares, tantos y tan diversos unos de otros, que la suma de ellos no constituye una unidad significativa sino, más bien, una confusión vertiginosa, un magma de contradicciones.
Disfrazado o explícito, en todo erizo hay un fanático (un dogmático, totalizador); en una zorra, un escéptico… Hay campos en los que, de manera natural, han prevalecido los erizos. La política, por ejemplo, donde las explicaciones totalizadoras, claras y coherentes de los problemas, son siempre más populares, y – al menos en apariencia- más eficaces a la hora de gobernar. En las artes y la literatura, en cambio, las zorras son más numerosas, no así en las ciencias, donde estas son una minoría...”
La tipificación de los erizos y zorras ayuda también a comprender dos modos de asumir la libertad y los valores. Para Berlin y Vargas Llosa es más leve vivir como erizo, con una verdad inamovible como respaldo ante el dolor. Sin embargo, el instinto insiste en sumergirnos en el desorden fascinante y en la oscuridad…


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LA FÁBULA DEL ZORRO Y DEL ERIZO: CIENCIA Y HUMANIDADES

La comparación entre las trayectorias vitales del zorro y del erizo fue resumida por Erasmo de la siguiente manera:” El zorro planea muchas estrategias, el erizo conoce una sola estrategia, pero grande y efectiva”. A lo largo de la historia estas diferencias se han identificado erróneamente con la dicotomía insalvable entre Ciencia y Humanidades que, actualmente, ya no está justificada porque ambas se interrelacionan. Por esa razón, se ha planteado el concepto de “la tercera cultura” o la cultura científica compartida :”la cultura científica es parte esencial de lo que llamamos cultura, pero también es evidente que los científicos necesitan la formación humanística”.
Francisco Fernández Buey trata este tema en su trabajo CIENCIA, TECNOLOGÍA Y HUMANIDADES PARA EL SIGLO XXI. IDEAS EN TORNO A UNA TERCERA CULTURA.


Trabajo de F. Fernández Buey:
Sobre el autor:

3 Comentarios:

Ubú dijo...

Benvido sexa tal eloxio, por parte de Javier Cercas, da cortesía ( algo que,por certo, temos a gala e practicamos neste Cuaderno de las letras), un concepto que está moi alonxado da corrección política e que tan necesario é para encararse ó Outro como complemento, aportación vital, antes que rival e adversario.
Unha tese, se ampliamos o campo de Cercas (tentado estou de escribir " se rachamos as cercas ") e da cortesía, que defendeu hai moitos anos Kropotkin na súa obra O apoio mutuo, na que desenmascaraba o darwinismo malintencionado e propugnaba a solidariedade consciente e sen dobrez:
"O apoio mutuo non só é unha lei da natureza, salvo en animais que viven en condicións un tanto artificiais, ou entre especies en decadencia, senón que tamén é, según Kropotkin, o factor de evolución máis importante nas especies sociais:
"A vida en sociedades permite resistir ós animais máis flebes, ás aves máis flebes e ós mamíferos máis flebes, permítelles protexerse das aves máis terribles e dos animais de presa; permite a lonxevidade; permite á especie manter ás súas crías co mínimo gasto de enerxía e manter o seu número a pesar dunha tasa de nacemento moi baixa; permite ós animais gregarios emigrar na busca de novos asentamentos. En consecuencia, aínda admitindo plenamente que forza, rapidez, cores protectoras, astucia e resistencia á fame e ó frío, que mencionan Darwin e Wallace, son outras tantas cualidades que fan ó individuo, ou á especie, máis aptos en determinadas circunstancias, cremos que a sociabilidade, en calquera circunstancia, é a maior vantaxe na loita pola vida. As especies que voluntaria ou involuntariamente a abandoan están condeadas á decadencia; mentres que os animais que saben combinar mellor seus esforzos teñen maiores oportunidades de supervivencia e de posterior evolución, anque poidan ser inferiores a outros nesas facultades enumeradas por Darwin e Wallace, salvo a facultade intelectual."

Intelixencia, nutrida pola linguaxe, imitación e experiencia acumulada, son para Kropotkin " unha facultade eminentemente social ". Ademáis, o feito mesmo de vivir en sociedade forza a desenvolver, anque sexa en forma rudimentaria, ese " sentido colectivo de xusticia que acaba convertíndose en hábito " sen o cal é imposible a vida social."

O apoio mutuo fronte á supervivencia do máis forte, por riba de nacións, estados e gobernos, a prol dunha elemental sociedade convivencial.
E de non ser así, que lle dean polo saco ó home e ás súas pompas. Amén.
En consecuencia, aquí estamos por se fixera falla.

(A xeito de aclaración: chego dunha sobremesa de conversación intelixente e licores cordiais, o cal pode embotar as miñas aportacións.)

Ubú dijo...

Ourizos e raposas.

EL ZORRO
- Soy emblema de la astucia y de la truhanería - me confiesa el zorro -.(...) Cazo al erizo dándole la vuelta y poniéndole patas arriba y así puedo burlarme de sus púas.
Javier Tomeo. EL NUEVO BESTIARIO.

maría josé dijo...

"Somos históricos porque estamos inexorablemente ligados al tiempo presente y no podemos sacrificarlo ni a la gloria intocable del pasado ni a la fantasía del deseo insatisfecho en el futuro. Somos históricos porque no podemos conciliar ni dejar de conciliar, lo que es y lo que debería ser. Somos zorras perdidas en la trama de la historia y quiiéramos ser erizos y cortar la trama y acceder a la cegadora luz de la verdad que la ilumine por el denso revés.
BLAS MATAMORO, "Las zorras quieren ser como los erizos"

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